Por: Sergio Taborda Pulgarín
Ver nuevamente los trancones en Medellín nos permite concluir que no aprendimos nada de la pandemia. Después de vivir un encierro obligado, en el cual parecía brindábamos una nueva oportunidad al ecosistema y a la vida, no sirvió de nada. Después de que los medios dejaron de pasar en sus reportes el número de contagios y muertes por COVID se nos olvidó lo aprendido. Retornamos nuevamente al 2019, solo que ahora con más carros y motos inundando la ciudad en horas pico.
Olvidamos que está presente la tecnología, los empleadores públicos y privados volvieron al tradicionalismo de obligar a sus empleados a estar cada mañana puntualmente en la oficia para tener la tranquilidad de saber que están trabajando, los colegios y universidades olvidaron esa grandiosa alternativa de educar a través de la distancia, volvimos a vivir como lo veníamos haciendo, siendo una especie perjudicial para el medio ambiente, para la fauna y el ecosistema.
Volver al tradicionalismo está generando graves problemas de movilidad, las ciudades se encuentran congestionadas, no tenemos por donde transitar. Ahora bien, nuestros gobernantes proponen soluciones que resulta ineficientes para atacar el problema, entre ellas la adopción de pico y placa, el recorte de fases semafóricas y a largo plazo la creación de más vías, soluciones que resultan ineficientes y más gravosas, pues el pico y placa termina por congestionar el trasporte público, el cambio en los semáforos congestiona las calles y las vías hace parte de la planificación de la ciudad pero no puede ser visto como una solución a la movilidad.
Regresar al pasado
Para mitigar un poco el problema de movilidad vial se debería conversar con el sector productivo y el sector público, con el fin de proponer a estos alternativas para el trabajo a distancia y así terminar con el tradicionalismo en las actividades laborales, esto contribuiría a disminuir los viajes diarios de los empleados, garantizando que estos puedan cumplir sus funciones desde el hogar, lo cual sacaría de circulación grandes cantidades de vehículos automotores, y disminuiría la cantidad de personas que utilizan el trasporte público para movilizarse , lo cual a su vez genera un gran impacto en la calidad de vida y el medio ambiente.
No podemos olvidar lo enseñado por la pandemia, pues esta a la fuerza nos permitió explorar nuevas posibilidades y explotar todas las oportunidades que nos brinda la tecnología, no sigamos ignorando la posibilidad de vivir bien, conservar la vida y garantizar un futuro a generaciones venideras.
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